El concepto de tercero es una figura muy utilizada en el derecho civil. Este concepto tiene un origen latino, como tantos otros del derecho, y es de importancia conocerlo. Nunca sabemos cuándo podemos ocupar esta posición ante un evento y tengamos que defender nuestros derechos. En esta entrada explicamos este concepto.
¿En qué consiste este concepto?
Un tercero es aquel que no ha tenido participación en un acto jurídico o proceso judicial, pero que sí tiene intereses en ellos, le afectan o podría llamarse para intervenir si fuera necesario. Los terceros son personas ajenas a la celebración del acto o del proceso. Además, esta figura tiene su importancia en la formalización de los seguros, ya que algunas pólizas podrían incluirlos.
En un seguro, sería una persona ajena a la que ha contratado este servicio, pero que podría salir perjudicada por algún suceso ajeno. Esto puede ocurrir en uno contratado por una comunidad de propietarios. En este caso, el derecho civil interpreta que un tercero es un miembro de la propia comunidad que ha sufrido un agravio por esta, el cual no tiene por qué haberse llevado a cabo con conocimiento de causa.
Ejemplo
Por ejemplo, en caso de que una tubería se rompa y aparezcan humedades en la vivienda de un vecino, para solucionar el problema se considera que la comunidad ha causado daños a un tercero, el vecino que ha sufrido las consecuencias de la rotura de la tubería.
Así, la cobertura que tendríamos si estuviéramos en esta situación sería la de responsabilidad civil por daños causados por agua. Incluir esta figura en este tipo de sucesos contribuye a evitar disputas y solucionar estos hechos fortuitos de una manera sencilla que no genere más problemas. Al fin y al cabo, determinar la responsabilidad de unos daños en una comunidad puede resultar complicado.
Si bien el vecino, en este caso el tercero, es miembro de la propia comunidad, se considera que ésta le ha causado un daño, ya que la tubería pertenece a la propia comunidad. En caso de que esta misma situación le ocurriera a otro vecino, entonces este pasaría a ser el tercero y tendría que recibir el mismo trato que el anterior. De esta forma, se sigue cumpliendo con las coberturas estipuladas en el seguro de comunidad y se continua solucionando el problema de forma satisfactoria.
Conclusión
En definitiva, el concepto de tercero nos resulta de gran utilidad tanto en los seguros como para gestionar la responsabilidad en determinados casos. Sin su creación se darían situaciones muy difíciles de resolver, ya que determinar quién es el causante de unos agravios podría complicarse, en especial cuando hay una multitud de personas involucradas. Así, se resarcen los daños que se han causado de forma satisfactoria.