A lo largo de nuestra vida es probable que nos surja la interrogante de cómo reclamar por responsabilidad civil por tener la necesidad de hacerlo.
No es extraño que hayamos escuchado este concepto de reclamación, pero también es cierto que, entre la población, existen grandes lagunas a la hora de explicar qué lo justifica.
En este sentido, lo primero que debemos hacer es comprender el contenido de la responsabilidad civil. A partir de esta aclaración nos resultará más sencillo entender los procesos asociados a sus reclamaciones.
A continuación desgranamos las claves de este concepto. Vamos por partes.
Una de las bases del Derecho
Efectivamente, la responsabilidad civil es un concepto que supone una de las claves del Derecho como materialización de las normas de convivencia en la sociedad.
Se trata de la extrapolación a la esfera legal de la obligación moral de no causar perjuicios a otras personas.
Cuando nos referimos a las personas, englobamos, aparte de los individuos, las jurídicas. Son las organizaciones (por ejemplo, las empresas) que, entre otros efectos de sus actividades y decisiones, también pueden causar perjuicios a las demás (físicas y jurídicas).
La responsabilidad civil, por tanto, implica, en la medida de lo posible, ocuparse de los daños físicos o materiales que se hayan causado. En este aspecto, deberá resarcirse a quienes los han padecido de la forma más justa posible.
Podemos definir este tipo de responsabilidad como aquella que se contrae frente a terceros. En este sentido, su contenido se encuentra explicitado en el artículo 1.902 y siguientes del Código Civil.
Ahora que ya han sido descritos los elementos definitorios de la responsabilidad civil, es el momento de comentar cómo ha de procederse a efectuar una reclamación en la que intervenga este concepto.
Así se reclama en concepto de responsabilidad civil
El ordenamiento jurídico español siempre ofrece la posibilidad a sus ciudadanos, ante el sufrimiento de un daño, de reclamar por el concepto de responsabilidad civil. Sin embargo, no siempre puede demostrarse que esta responsabilidad civil por parte de un tercero exista.
A grandes rasgos, estos procesos dependen de unas bases.
Bases para la reclamación
El perjudicado puede reclamar ante los tribunales ordinarios
En primer lugar, el perjudicado por unos daños que han podido ser demostrados en tiempo y forma, puede dar curso a la reclamación correspondiente ante los tribunales ordinarios. Estos, cuando llegue el momento procesal oportuno, solicitarán al afectado que pruebe objetivamente que se da un nexo causal entre las acciones y los efectos. Nos referimos básicamente a los hechos que él desea conectar con los daños y perjuicios ocasionados.
Tanto acciones como omisiones son denunciables
Por otro lado, se podrán denunciar tanto las acciones como las omisiones. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que en determinadas actividades profesionales, no aplicar ciertas medidas de seguridad necesarias para evitar males puede considerarse una actitud negligente, la cual sería susceptible de exigencia de responsabilidad civil. No se ha producido una acción que haya ocasionado los daños, pero tampoco se han llevado a cabo las mínimas requeridas para evitarlos.
El denunciado estará en disposición de demostrar su inocencia
De todos modos, cuando se haya aportado un inventario de daños al tribunal, el denunciado estará en disposición de demostrar su inocencia. Si acredita que su actuación se produjo con la debida diligencia, será eximido de la responsabilidad civil. Así que tendrá que aportar razones y pruebas en este sentido.
El Tribunal decidirá si hay «compensación» de daños
Finalmente, el tribunal competente tendrá que determinar si cabe considerar que debe compensarse al afectado o no en virtud de la responsabilidad civil, aunque también podrá haberse suscrito un pacto entre las partes que acuerde algún tipo de indemnización a modo de compensación.
La compensación que se proporcione como resarcimiento por los perjuicios causados tendrá que ser tan equivalente como sea posible a la consideración de estos daños.
En un gran número de supuestos (por ejemplo, los daños físicos o psicológicos derivados de un accidente de tráfico) no resulta sencillo establecer esta equivalencia, puesto que intervienen interpretaciones intangibles (aunque siempre cabe la posibilidad de remitirse a casos que puedan servir como antecedentes).
No obstante, en los perjuicios patrimoniales siempre será más fácil fijar una equivalencia, puesto que intervienen aspectos más puramente monetarios (pese a que siempre existirán factores sentimentales difíciles de calcular).
La importancia del seguro de responsabilidad civil en estos supuestos
Por último, creemos que resulta relevante comentar la incidencia de las compañías aseguradoras a la hora de tramitar estas reclamaciones de la responsabilidad civil.
Un significativo porcentaje de las actividades propias de la vida en sociedad están cubiertas por algún seguro de responsabilidad civil.
Su póliza supone una cobertura económica que se revelará como indispensable cuando se trate de compensar o indemnizar por un perjuicio a un particular o a una persona jurídica. De esta manera, no es el asegurado quien responderá ante los daños causados, sino que lo hará por él, en calidad de sustituta, la compañía de seguros.
Una vez que hemos explicado cómo reclamar por responsabilidad civil, aconsejamos encarar estos procesos recabando las pruebas oportunas.