Por qué contratar un seguro de vida. Razones para contratarlo

Tener tranquilidad financiera es una de las preocupaciones más importantes de todas las personas adultas, pero especialmente aquellas que cuidan de una familia o que tienen personas a su cargo.

Hay muchas maneras de buscar esa estabilidad, pero una de las más eficaces es tener un seguro de vida. En este post te contamos por qué.

Qué es un seguro de vida y para qué sirve

Los seguros de vida están creados para mejorar la vida de las personas. Su función principal es la de recibir un pago por parte de la aseguradora en caso de fallecimiento,  incapacidad o jubilación (dependiendo del tipo de seguro de vida).

Principalmente hay tres tipos:

• Seguro de vida riesgo. Es un seguro de vida que se pone en marcha en caso del fallecimiento del asegurado, proporcionando una renta o una indemnización a los beneficiarios para que puedan mantener la estabilidad económica.
• Seguro de vida ahorro. Es un seguro que se cobra en vida, y su misión es contar con una pensión privada que complemente la pública.
• Seguro mixto: una mezcla de los dos anteriores. Ofrecen el pago de la indemnización en caso de fallecimiento, pero también la posibilidad de que lo cobre el asegurado en caso de que siga con vida cuando el seguro termine.

Por qué tener un seguro de vida. Razones por las que contratarlo

Hay muchas motivaciones que pueden llevar a escoger un seguro de vida. Las más comunes son las siguientes:

• Proteger a la familia dejándoles una indemnización económica o una renta en caso de que faltemos.
• Tener un plan económico en caso de que un accidente impida que sigamos trabajando. En este caso, la cobertura por incapacidad permanente supone un alivio.
• No dejar en herencia una deuda (como por ejemplo, la de una hipoteca) en caso de fallecimiento. El seguro de vida hipotecario es una gran solución.
• Ahorrar mes a mes para poder contar con una pensión extra en la jubilación. Para ello, existen los seguros de vida ahorro.

¿Cuándo es mejor contratar un seguro de vida?

Depende principalmente de las circunstancias de cada persona, aunque es habitual que se contrate entre los 30 y los 50 años y cuando se forma una familia o se cuida de personas. Si quieres ayuda, pide información aquí.